Jesús nos entrega el pan y el vino, para recordar el sacrificio que hizo por nosotros, dando su vida y enseñándonos la eternidad. Como signo de reconocimiento en Cristo, como soporte de nuestra formación lasallista, celebramos como comunidad la fiesta del pan y la uva, recibiendo con fe el cuerpo y sangre del mesías.
¡¡¡ Viva Jesús en nuestros corazones!!!
¡¡¡Por Siempre!!!